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«El Conde Mosca» y sus dominios
Para que no se despisten y dejen de leer mi nota semanal, les digo que este “Conde Mosca” es un colega mío, o sea, un Librero. Su nombre es Marcelo Recalde. Tiene su atildado local (así me chismean) cerca del Hotel “Quito”. Un sitio muy atractivo, con libros de vanguardia y a precios que son asequibles. No sé si será cierto, pero comentan que dispone de libros de “segunda mano”, y eso me parece estupendo.
Viaje al fin de la noche
Viaje al fin de la noche: la soledad como vicio
“Sabes que si me marcho es porque te estorbo. No soy un ser normal… soy fiel, te lo aseguro, a mi manera, atrozmente fiel, hasta reventar. Pero me agobia la regularidad de la vida. En realidad, me siento mucho más cerca de la gente cuando la dejo”.
Louis- Ferdinand Céline, Carta a Lucienne Daforge.
Viaje al fin de la noche se publicó en 1932, cuando Louis-Ferdinand Céline, su autor, estaba muy cerca de cumplir los 40 años. En el contexto de su aparición desató los comentarios más apasionados. Sin embargo, tanto los críticos de Izquierda como de Derecha, llegan a un consenso: se trata de una obra maestra. Son los años de entre-guerra, las vanguardias están en su eclosión. Los surrealistas la saludan con entusiasmo; Camus y Sartre la idolatran. En realidad es la obra que ellos hubiesen querido escribir: un libro que se levantó como la bandera de una generación; una novela desencantada, cínica y con cierta dosis de existencialismo, cuya importancia, como emblema de esos años, solo podría compararse a la Condición humana, que André Malraux publicó en 1933.
Un libro en un minuto El sol y el acero – Yukio Mishima
En 1967, tres años antes de morir, el autor japonés Yukio Mishima publica un libro emblemático en lo que respecta al conjunto general de su obra: El sol y el acero. El libro que según Mishima es una especie de “híbrido entre la noche de la confesión y el día de la crítica”, trata, sobre todo, de un asunto: el cuerpo.